Si creíamos que lo habíamos visto todo en piercings estábamos equivocados. Lo último, y nunca mejor dicho (no quedan más sitios para perforar), parecen ser los piercings en el cerebro. Con un precio en torno a los 1.000 dólares y un riesgo más que evidente, los que tienen un piercing en su cráneo aseguran que masajea el cerebro provocando un estado de euforia y bienestar.
La colocación de este piercing no sólo es peligrosa sino también difícil de realizar, ya que son muy pocas las personas que llevan a cabo esta auténtica operación quirúrgica. Obviamente bajo los efectos de la anestesia, con un taladro se perforan dos pequeños agujeros en el cráneo a través de los cuales se pasa el anillo del piercing, generalmente de oro o plata, y que queda colocado rozando la capa más externa del cerebro, conocida como duramadre.
Al parecer, al manipular este piercing cerebral se produce un masaje en el cerebro que lleva al individuo a un estado de euforia similar al producido por algunas drogas. Una arriesgada y costosa operación para un piercing que más allá de lo estético podría costarnos la vida.